Mientras que resinas sintéticas como la resina epóxica son materiales cuya utilización es relativamente reciente, la historia de las resinas en general se remonta miles de años. Registros históricos dan cuenta de que cerca del año 8000 A.C ya se empleaban resinas naturales como adhesivos. Puntas trabajadas en obsidiana y hueso se fijaban a armas y otros objetos mediante resina de abedul.
Se tiene conocimiento de que entre el año 4000 y 6000 A.C los chinos y los japoneses utilizaban resinas naturales como recubrimientos y barnices. Los egipcios, en tanto, alrededor del año 2000 A.C, las usaban para embalsamar a sus muertos, así como también en el moldaje de figuras y recipientes. Hacia el año 1600 A.C, culturas mesoamericanas procesaron por primera vez el caucho natural. Con este último, fabricaban objetos como figurillas humanas y hachas.
La materia prima era obtenida del látex producido por el árbol Castilla Elastica, comúnmente conocido como caucho. Los escritos de Cayo Plinio dan fe de que en el siglo IV A.C los griegos emplearon resinas naturales en la confección de las puertas del templo de Artemisa. Según el autor, las maderas de ébano, ciprés y cedro, se emplearon prensadas y adheridas con resina propia de sus respectivos árboles. Muchos siglos más tarde, los aztecas, pueblo fuertemente dedicado a la plumería, elaboraban sus penachos mediante el uso de un pegamento natural, a base de pseudobulbos y raíces de orquídea.